Sintió que su vida se escapaba entre las manos
como el agua
Sintió una punzada aguda
de dolor
aquella noche
Sintió que a nadie le
importaba lo que allí pasase
como a tantos otros
Sintió la soledad amarga
de compañías fracasadas
Sintió las miradas
despectivas de la gente
Sintió, más si cabe, el
peso de la indiferencia
De pronto, entre las
sombras, surgió una mano
de pronto, en la oscuridad
de sus ojos entreabiertos,
un guante blanco rozó su
mejilla
Hizo un último esfuerzo
por empujar sus párpados
que pesaban como losas
Allí estaba.
Dulce y firme a la vez.
Allí estaba.
Cumpliendo un trabajo que
reside en el fondo del alma.
Brilló fuerte, como un
destello.
Antes de cerrar, para
siempre, sus ojos, vio a su ángel de la guardia.
Entre el murmullo de la
gente indiferente pudo distinguir
aquella bata blanca en la
que destacaba con fuerza
una intensa cruz roja.
Precioso.......
ResponderEliminarGracias...Anónimo
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