Se empeñaron en matarla
pero no pudieron.
Intentaron convertirla en
un artículo de lujo.
Pero no se dieron cuenta.
El lujo reside en tenerla.
Llegaron tarde.
Hace tiempo que nos dimos
cuenta en la falsedad
del “borreguismo
deslustrado”
Aquí se lee. Aquí se
piensa. Aquí se opina.
Qué fácil es manejar un
pueblo que no lee.
Que no piensa.
Que no opina.
Pero no es el caso.
La cultura no debe ser
nunca un lujo.
Cierto es que la misma
industria a veces hace guiños hacia ese rumbo sin norte.
A ver si estos tiempos nos
llevan a no perder nunca ese horizonte.
Un pueblo culto es un
pueblo sabio.
Y no culto en cantidad
medible y tangible de conocimientos académicos.
Culto y sabio en
conocimientos de los de verdad. De los de saber.
Del verdadero
conocimiento, el de conocer.
Conocer realidades. De
aquí y de allá.
Conocer lo que el mundo
nos alcanza a descubrir.
El mundo de allá y el de
aquí.
El mundo lejano. Pero
también el cercano.
Nuestro mundo de escalera.
Del rellano.
Nuestro mundo particular
de balcones y corralas.
Nuestro mundo de oficinas,
fábricas y empresas.
De minas y servicios.
De colegios, de vecinos,
de ascensores…
Nuestro mundo de mercado.
Bajen el culo de sus
lindos tronos de metales preciosos.
Que su gente no está
dormida.
Que su pueblo es culto,
muy culto.
Que sus gentes son sabias,
muy sabias.
Que cuentan con la
grandeza de cada metro cuadrado
de nuestras ciudades y
pueblos.
Que no hay mayor incultura
que su incultura “mandataria”…