Su mirada tiene duende
La profundidad de sus ojos
invita a perderse
Ojos cansados.
Pero de cansancio vivido.
Ojos que todo lo saben de
tanto mirar.
Ojos a los que circundan
arrugas de experiencia.
Surcos de ayeres.
Su mano temblorosa se
acerca a la mía.
En aquel rincón de la mesa
camilla.
Que manía con lo de
tercera edad.
Para mí es la que tengo.
Ni primera, ni segunda.
La que tengo.
Simplemente tengo la edad
de vieja.
Esa frase viene hoy a mi
memoria.
Sabiduría engarzada en
cada palabra.
En cada gesto.
Cada vez que abría la boca
mi instinto de aprendizaje
me hacía callar.
Hoy desempolvé una vieja
fotografía.
Una fotografía de una
vieja.
Con edad de vieja.
De mi vieja.
De mi vieja abuela
orgullosa de sentirse vieja.
Sonriente.
Feliz. Feliz con la mirada
de vieja.
Con la vejez de 93 años.
Con su vejez de juventud
vivida
y ansiosa de vivir.
Un beso fuerte, mi vieja.
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