El viento mece su pelo
mientras el olor a pasado se cuela por sus poros.
Siente la frescura del
aire sobre su cara y contrasta fuertemente con el amargor de su alma.
Se siente rota por dentro
y las fuerzas flaquean.
Sus ojos se inundan de
lágrimas que no puede ni quiere reprimir.
Al deslizarse por sus
mejillas, paradójicamente, se siente viva.
Al deslizarse por sus
mejillas, inesperadamente, se siente libre.
No es la historia de
siempre.
Hoy no.
Mañana no.
Nunca más no…
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