martes, 29 de mayo de 2012

El poeta


El poeta sintió como le temblaban las manos.
En aquella estancia, por primera vez, sus versos se llenaron de vacío.

De vacío de estancias repletas de gente
de vacío de noches plagadas de estrellas
de vacío de notas que caen del compás

De vacío de teclas que al pulsar no escriben
de vacío de libros que no se leerán
de vacío de gritos de oportunidades

El rechazo, una vez más, provocó en el poeta sensación de derrota.
La negativa, una vez más, dejó sin aliento su fondo de armario.

De un mundo cerrado si a nadie conoces
de un mundo viciado por pura codicia
de un mundo de letras anclado en no ser

Y el poeta descansó su lápiz, suave, sobre la mesa.
Y el poeta se preguntó, en silencio, si lo volvería a coger…

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