lunes, 16 de abril de 2012

Ocaso


Mientras el sol se oculta señorial entre las montañas sintió una punzada de ocaso entre sus venas.
Sonrió mientras pensaba como, en cierto modo, nunca se había parado a reflexionar en su ocaso.
Por primera vez lo sintió agudo.
Y se sorprendió cuando fue una sonrisa lo que se asomó a sus labios.
Pensó que sería más lógico sentir tristeza o desazón.
Pero no era así.
Era una sensación de plenitud y satisfacción lo que recorría su cuerpo.
Comparó, durante un breve instante, esa sensación con la del trabajo bien hecho.
Y aquella leve sonrisa se convirtió en carcajada…

No hay comentarios:

Publicar un comentario